Formación continua: una estrategia win-win dentro de las empresas

The Big Resignation (La gran dimisión) el fenómeno que se está produciendo en EEUU y se ha trasladado a muchos otros países ha obligado a muchas empresas a hacer un repaso de sus estrategias de employer branding.

Una de las estrategias más interesantes en la retención de talento es la creación de planes de formación continua dentro de la empresa. Una estrategia en la que tanto el trabajador como la organización obtienen beneficios.

Durante la pandemia de COVID-19 ha quedado demostrado que la formación continua se ha convertido en un factor clave para la adaptación de los miembros de la organización a situaciones inesperadas. También ha sido fundamental para llevar a cabo los procesos de digitalización y adaptación de los puestos durante el confinamiento, así como para mantener la motivación de las plantillas.

Con la crisis sanitaria también se ha evidenciado un cambio en la manera de dar estas formaciones. La digitalización de los cursos ha conllevado también una ampliación de las temáticas, de las metodologías formativas, y de la flexibilidad para encajar esas horas de formación. El empleado elige cuándo, dónde y sobre qué formarse, y conciliar su vida laboral con la familiar; algo que repercute de manera directa en los grados de satisfacción y productividad de la plantilla.

Este desarrollo de la formación continua ha importado dos nuevos conceptos, el reskilling y el upskilling. El reskiling es el aprendizaje de nuevas habilidades y capacidades para un puesto nuevo, mientras que el upskilling es el aprendizaje de nuevas habilidades y capacidades que permiten al profesional crecer en su puesto actual o un puesto de igual responsabilidad, facilitando la promoción interna.

En empresas en las que se fomenta la promoción interna como parte del valor añadido que se le ofrece al empleado, como es el caso de Logifruit, poder combinar estos tipos de aprendizaje es clave. Gracias a estos planes formativos se crea una plantilla de empleados menos lineales, que pueden comprender y abarcar más allá de su función y que están preparados para evolucionar con la empresa si esta lo hace, al tiempo que se generan ambientes de trabajo más favorables.

 

Pero, además, la formación interna tiene una ventaja que puede pasar desapercibida. En un momento de cambio y avances tecnológicos continuos, como el que vivimos, las empresas se encuentran con puestos de nueva creación que requieren de una formación hiper-específica, o unos conocimientos que ni siquiera se han consolidado en una titulación oficial todavía. De esa manera, la formación interna puede aprovechar el conocimiento previo de sus profesionales acerca de los procesos, productos o servicios y ampliar sus habilidades a través de formaciones más cortas y adaptadas a las necesidades del momento. Es decir, las plantillas se componen de personas que contratamos hoy para los trabajos del mañana, y debemos aprovechar su conocimiento para adaptar esas innovaciones en nuestro ecosistema.

Beneficios de la formación continua para la empresa